análisis desde el branding institucional

La Junta de Extremadura ha actualizado su escudo autonómico, que no se modificaba desde 1987.

El pasado septiembre se celebró el Día de Extremadura (día 8 de ese mes.) Por ello, el nuevo ejecutivo decidió actualizar de manera interna su escudo, que permanecía sin cambios desde 1987.

Origen y evolución del escudo de Extremadura

El escudo heráldico de la Comunidad Autónoma de Extremadura es el elemento que representa la identidad e historia de esta región. Es importante analizar sus componentes para comprender los diferentes cambios que ha experimentado con su último rediseño presentado el pasado mes.

El escudo de Extremadura es descrito en el título I de la Ley 4/1985, de 3 de junio, del escudo, la bandera y del Día de Extremadura:

«Es un escudo con boca a la española. Timbrado en coronel abierto; compuesto de ocho florones de hojas de acanto, visibles cinco, engastado en piedras preciosas. Escudo medio partido y cortado. En el primer cuartel de oro, un león rampante de gules linguado y uñado. En el segundo en campo de gules un castillo de oro mazonado de sable. En el tercero en campo de azur dos columnas corintias de oro rodeadas de una cinta de plata con leyenda «Plus Ultra» cargada de letras de gules. En punta ondas de azur y plata. Sobre el todo un escusón de plata con una encina de sinople fustada».

El gran Alberto Corazón realizó en 1987 el diseño de este escudo sobre la base puramente heráldica mencionada en la Ley anterior. Corazón también fue el responsable del diseño de las identidades visuales de Extremadura, la de Comunidad Autónoma de Extremadura y de su Junta. Fue después de su constitución como Comunidad Autónoma en 1983.

Antes de la creación de las autonomías en España, la entonces Junta Regional de Extremadura tenía otro escudo. Fue diseñado por Cruz Novillo en 1978, y posteriormente reemplazado por el diseño de Corazón.

Dos identidades para Extremadura

La identidad visual de Extremadura, diseñada por Alberto Corazón en 1987, se compone, a su vez, de dos marcas distintas: una que corresponde al ámbito territorial e institucional, que se relaciona con la Comunidad Autónoma de Extremadura; y otra que corresponde al ámbito político y administrativo, que está asociada a la Junta de Extremadura. La primera consta de una versión simplificada del escudo heráldico y la segunda de un símbolo basado en la bandera de Extremadura.

Otra oportunidad perdida para el branding institucional 

Es evidente que el rediseño era más que necesario, pero como ya señalamos en el artículo, La España de las Autonomías despierta ante el branding institucional, la cuestión de cómo abordar un cambio de la identidad de una administración autonómica es un tema relevante y de calado. Para ello, debemos entender la arquitectura de marca de una Comunidad Autónoma, en este caso, de Extremadura, que hasta ahora había diferenciado su ejercicio político y administrativo del territorial e institucional. 

Y es que es importante hacer esta diferenciación, no solo a nivel visual, sino porque es imprescindible reflejar la naturaleza diversa de las funciones y roles de ambos entes. Una arquitectura de marca diferenciada permite una comunicación más clara y efectiva. Los ciudadanos deben poder identificar de manera instantánea si la información proviene del Gobierno de la Comunidad Autónoma o de la Comunidad Autónoma. Identificando claramente quién está detrás de un mensaje o una acción, se fortalece la confianza en las instituciones.

Esta falta de diferenciación entre las identidades de los distintos entes se ejemplifica en el rebranding hecho por el Gobierno de La Rioja en 2022, cuando eliminó la diferenciación entre Gobierno y Comunidad (en término de identidades). Estas eran unas marcas realizadas también por Alberto Corazón en 1983, cuya supresión empobrece el branding institucional y el fortalecimiento de la relación entre las diferentes instituciones y la ciudadanía.

¿Cómo es la nueva identidad de Extremadura?

La actualización del escudo de Extremadura era necesaria, pero el ejercicio no respeta su legado histórico, ni el diseño realizado por Alberto Corazón en 1985. 

Este nuevo diseño es excesivamente minimalista, lo que provoca la pérdida de simbolismo de muchos de los elementos que estaban presentes en el diseño anterior. Aunque debemos reconocer que actualizar un escudo no es tan sencillo como parece, ya que implica considerables peculiaridades semióticas. Y, sobre todo, con una repercusión brutal en la opinión pública y publicada entre las que nunca faltan las opiniones de todo tipo, como hemos observado en el mundo del futbol.

Lo único que hemos podido observar de esta actualización es cómo se usa el escudo de manera aislada, sustituyendo la simplificación gráfica de los tres cuadrados de la bandera de Extremadura y eliminándola de todas partes menos de la web corporativa. Solo se mantiene, aunque se utiliza de manera aislada, el signo gráfico-lingüístico creado ad hoc por Alberto Corazón, con un fuerte carácter y personalidad. En cuanto al cromatismo, también se conserva totalmente inalterado.

Marcha atrás de la Junta: renovación de la presencia digital

Las críticas suscitadas en las redes sociales han llevado a la Junta a dar marcha atrás, alegando que solo están «renovando» su presencia digital. Desde la Junta, explican que la identidad corporativa actual se mantendrá sin cambios, y que la «actualización» responde a la necesidad de unificar las cuentas institucionales en las redes sociales, con el objetivo de acercar aún más la Administración a los ciudadanos. Sin embargo, surge la pregunta de si cambiar los avatares de las cuentas de la Junta de Extremadura realmente representa un acercamiento efectivo a los extremeños. 

El desarrollo de un proyecto de rebranding institucional debería ser una oportunidad para proporcionar herramientas estratégicas globales a las administraciones autonómicas. Eso realmente mejoraría la conexión y la comunicación con la ciudadanía.

Estaremos atentos para ver si surge una nueva actualización y valorar si es un éxito o un fracaso. Este caso representa otra oportunidad perdida en el ámbito del branding institucional.