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Publicado el 02/10/2023 · 5 min read
¿Nunca te has preguntado por qué tu marca necesita un logotipo de alto rendimiento? En la actualidad, donde el reto está en ocupar un lugar destacado en la mente de los consumidores, el logotipo de alto rendimiento se convierte en la herramienta más poderosa para alcanzar ese objetivo.
El logotipo de alto rendimiento: clave para conectar
Un logotipo de alto rendimiento nos permite ser identificados en todos los contextos, que cada vez son más y más amplios. Para lograrlo, nuestro logotipo debe cumplir con una triple función crucial:
- Captar la atención: debe ser lo suficientemente atractivo como para destacar entre la competencia y atraer la mirada de nuestro público objetivo.
- Fomentar el reconocimiento: tiene que ser fácilmente reconocible y asociado con nuestra marca, lo que crea una identidad visual sólida en la mente de los consumidores.
- Provocar la lealtad: no solo atrae a los clientes, sino que también los fideliza al generar un vínculo emocional y de confianza con la marca.
Un logotipo exitoso es el resultado de una idea que se fusiona con una identidad visual sólida. Cuando nuestro logotipo irradia presencia y personalidad, estaremos más cerca de la fórmula perfecta para destacar en el mercado y conectar de manera duradera con nuestros clientes.
¿Cómo saber si mi logotipo es de alto rendimiento?
Existen seis requisitos que un logotipo debe cumplir para que ser de alto rendimiento:
- Simplicidad
- Equilibrio
- Legibilidad
- Distintividad
- Escalabilidad
- Amplitud
Si alguno de estos seis aspectos falla, el logo no tiene la solidez necesaria para establecer una buena conexión con el cliente. Esta percepción puede tener un impacto negativo en la competitividad de una marca.
Simplicidad
Un logotipo efectivo representa un acto de síntesis en su máxima expresión. Como dicen, menos es más. Su esencia está en dotarlo de una personalidad distintiva que capture la atención de manera instantánea, en un solo golpe de vista. Aquí, la simplicidad es la clave. Cuanto más simple sea, más memorable resultará.
Además, debe funcionar con igual eficacia tanto en su versión a color como en una sola tinta.
Este logotipo de Cabify es un gran ejemplo. Aunque ya no sea el logotipo actual de la compañía, es un reflejo de simplicidad. Limpio y memorable. Nos sitúa en el ecosistema donde se mueve la marca en un solo golpe de vista.
Y si falla la simplicidad, ¿qué pasa?
El exceso de elementos implica invertir un tiempo adicional en la lectura del logotipo y su comprensión. Esto se complica aún más al intentar reproducirlo en diferentes medios y en una sola tinta. En este contexto, la confusión aflora y la memorabilidad se desvanece. Además, los costos económicos de su posterior adaptación se elevan notablemente.
Este es el antiguo logotipo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (Ciudad de México). Está muy cargado de distintos elementos (elefante, avión, torre de control…) que dificultan la memorabilidad. Además, la tipografía también dificulta su lectura. Perder simplicidad significa perder la memorabilidad.
Equilibrio
La armonía es una parte importante de un logo. Sus elementos (tipografía + isotipo o símbolo) deben combinarse para crear un juego visual óptimo, tanto horizontal como verticalmente.
Aquí, el peso tipográfico y la correcta relación con el isotipo son importantes para un buen equilibrio.
El logotipo de Spotify, por ejemplo, presenta equilibrio entre sus elementos. Es agradable a la vista y favorece el recuerdo.
¿Qué pasa cuándo nuestro logotipo está desequilibrado?
La falta de armonía entre los componentes visuales (tipografía, colores y disposición) da lugar a una falta de equilibrio. Esta descompensación puede provocar una reacción negativa en quien observa el logotipo.
A pesar de lograr captar la atención, el resultado final suele ser confuso, carecer de atractivo estético o, en algunos casos, incluso llegar a ser percibido como agresivo.
Un ejemplo de esto es el antiguo logotipo de Verizon. Tiene mucho ruido visual entre los elementos, y las diagonales no están compensadas. No son amables ni agradables a la vista.
Legibilidad
Un logotipo de alto rendimiento tiene la capacidad de ser leído de manera eficaz en cualquier situación. Para lograrlo, elegir la tipografía adecuada es fundamental. La mancha visual que esta crea debe asegurar la relevancia del logotipo en un entorno competitivo.
El logotipo del Victoria & Albert Museum es un ejemplo de legibilidad. A pesar de tener la letra A incompleta tipográficamente, este logotipo refleja un diseño de alta legibilidad.
¿Qué pasa cuando falla la legibilidad en un logotipo?
La rapidez con la que nuestro cliente puede leer el logotipo es un indicativo crucial. Si esta lectura no se realiza de manera óptima en un lapso breve de tiempo, algo necesita ser ajustado.
Aunque la experimentación puede estar bien, es importante que no dificulte la comprensión del logo. Se debe evitar la posibilidad de generar interpretaciones ambiguas, confusiones o errores debido a problemas de legibilidad.
La confusión tipográfica puede provocar serios conflictos. Por ejemplo, Irán amenazó con el boicot de los JJOO de Londres 2012, al entender que se leía Zión en el logotipo.
Distintividad
La originalidad es esencial para conseguir memorabilidad. Competir requiere encontrar un elemento distintivo en nuestra categoría de marca. Para lograrlo, es necesario explorar nuevos horizontes y descubrir sorpresas que otorguen personalidad a nuestro logo.
El logotipo de Apple ha sufrido muchos cambios en su historia. A pesar de eso, es un logo distintivo dentro del contexto que se mueve la marca.
¿Qué pasa cuando un logotipo carece de distintividad?
Las distintas federaciones deportivas de Castilla y León utilizan los mismos símbolos en sus respectivos escudos. Al final, ninguno tiene personalidad propia.
Escalabilidad
Un logotipo de alto rendimiento está diseñado para adaptarse a cualquier situación. Debe estar preparado para ajustarse a distintos tamaños y medios. Ya sea en espacios pequeños o grandes, en el mundo digital o físico, muestra siempre su solvencia.
El logotipo de Hulu funciona a la perfección en todos los formatos y soportes. El grado de escalabilidad y la solvencia en su adaptación es realmente buena.
¿Qué pasa cuando falla la escalabilidad en un logotipo?
Si un logotipo enfrenta obstáculos al ser escalado o reproducido en diferentes tamaños, eso plantea un desafío significativo.
Del mismo modo, si no logra ajustarse con facilidad tanto al mundo digital como a los medios tradicionales, entonces no cumple con los estándares de un buen logotipo.
La complejidad, la falta de coherencia y de equilibrio en el antiguo logotipo del Consejo Superior de Deportes lo hacía poco escalable. Las dificultades de adaptación a distintos soportes son entonces muy importantes.
Amplitud
Un logotipo de alto rendimiento se adapta a las demandas actuales mientras proyecta su visión hacia el futuro. Debe capturar la esencia de la marca para mantener su relevancia en el largo plazo. A medida que las marcas evolucionan, la idea es que el logotipo acompañe ese viaje sin perder su identidad.
Aunque a lo largo de su historia ha sufrido diversas actualizaciones, el logotipo de IBM es un excelente ejemplo de amplitud.
¿Y si un logo no tiene amplitud?
Un logotipo que sigue las modas y tendencias está destinado a perder su relevancia en poco tiempo. Adoptar una visión a corto plazo puede resultar muy costoso económicamente. Si nuestro logo no logra mantener su solidez a lo largo del tiempo, corremos el riesgo de perder oportunidades en el mercado. La inversión a largo plazo es clave para el éxito.
Highlight era una app diseñada para rastrear la ubicación de personas de nuestro alrededor. Su logotipo tenía muy poco margen para evolucionar y crecer. Es un claro ejemplo de logotipo diseñado a corto plazo.
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